12.11.06

hábitos

Mi objetivo es tan firme que hasta he adquirido una libreta. Un nuevo código postal, un nuevo horario de vida y un nuevo propósito: escribir en vez de dormir, ejemplo de una costumbre ajena. Otra víctima de un recorrido diario de más de una hora tanto en la ida como en la vuelta.
Al final del primer día de ejercicio mental que comienza antes del amanecer, varios descubrimientos: uno, siempre que no escriba bien puedo leer; dos, no se pueden hacer grandes análisis a las 6:40 de la mañana y sin haber desayunado; y tres, escritura y sueño se pueden complementar siempre que escriba rápido para después tener una media horita disponible. Espero no pasarme la parada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sí, niña linda, al final, descubrirá el placer de escribir a las seis de la mañana... y verá que durante los viajes en tren, en metro, en avión y hasta en bicicleta surgen cosas, al menos, curiosas... ¡y ya sabe que se lo digo por experiencia! Se topará usted con caras conocidas, de las que no sabe el nombre, pero de las que con el pasar de los días tendrá una historia... A veces, puede, incluso, que se le aparezcan fantasmas (si cree en ellos) y una niña casi le arranque las lágrimas con su lógica aplastante... Créame, suceden muchas cosas antes de amanecer y al anochecer si llevamos los ojos bien abiertos... ¡claro que eso también es complicado cuando Morfeo se resiste a abandonarnos a pesar de haber salido de la cama!

Besotes

P.D. Y tranquila... no se pasará de parada