23.2.07

El Manzanares no existe

Esta tarde, mientras cruzaba el Manzanares sobre el tren, me puse a pensar en el poco protagonismo del río madrileño. Es como un ser anónimo que todos ignoran, sobre todo las autoridades, que parecen encerrar su cauce entre obras.

La mayoría de culturas y pueblos se han desarrollado alrededor de alguna fuente de agua dulce, pero hacia ésta noto una sutil indiferencia. Y ahora más, después de haber visto cómo el Sena parece ser uno de los ejes centrales de la vida parisina. Pienso en lo que es el Nilo para Egipto y cómo ha influenciado tanto su cultura como la de Nubia durante miles de años. En lo que es el Amazonas para Suramérica. También en la forma en que el río Ozama parece dividir Santo Domingo en dos ciudades distintas. Así hay decenas de ejemplos. Y recuerdo lo descuidado que está el Yaque –el río de mi querido Santiago-.

Quizás no he sabido verlo, o quizás mis 16 meses como madrileña adoptiva no son suficientes para juzgar, pero a veces olvido que el río está ahí y siento que también lo olvidan el resto de los habitantes de esta hermosa ciudad. A veces, casi juraría que el Manzanares no existe…

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