1955
Todas las pertenencias caben en una maleta. Al cruzar las aguas, las horas se vuelven infinitas. Espera un destino desconocido. En una nueva tierra habrá que labrar. Aprender a comer papas. Convivir con las diferencias culturales. Aguantar el rechazo. Usar otra forma de hablar. Descubrir nuevos sabores. Incluso, alguna que otra vez, aprender a arar la tierra con un solo zapato para rendir la suela de cada par.
50 años después, una generación más tarde
Todas las pertenencias caben en una maleta. Al cruzar las aguas, las horas se vuelven infinitas. Espera un destino desconocido. En una nueva tierra habrá que labrar. Aprender a comer papas. Convivir con las diferencias culturales. Aguantar el rechazo. Usar otra forma de hablar. Descubrir nuevos sabores. Incluso, alguna que otra vez, aprender a arar la tierra con un solo zapato para rendir la suela de cada par.
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1 comentario:
Chapeau, niña!!!
Me encantó tu texto de hoy... dice tantas cosas con tan poco. Al final, la vida es eso, no? Un círculo y antes o después hay que cerrarlo.
Quizás no sé lo que se siente o sí, la verdad es que no es equiparable, pero mi familia también emigró (mis abuelos, mi madre, mis tíos). Fueron años duros para todos. Me quedo con su fortaleza para aparcar obstáculos y salir adelante. Me quedo con tu fortaleza 50 años después. Espero que, al menos, a ti no te lo hayamos puesto demasiado difícil.
Un besazo
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