30.7.06

Todos los extremos son malos

Veredicto final del fin de semana que ya voló: sobredosis de nostalgia, largas horas de sueño tras largas horas de trasnoches, altos niveles de felicidad por nuevas perspectivas ajenas, niveles crecientes de mal de amor (y de humor en algunos casos), largas horas invertidas felizmente en el aeropuerto, instantes incontables para recordar las alegrías de la cultura dominicana, embalses bajos en el abrazómetro, muy bajo ritmo cardíaco por culpa de las ausencias.

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